Matt Poterfield es el director de este extraño documental realista acerca de un joven que muere de sobredosis de heroína. Extraño porque si bien es un documental que trata de acercarse al realismo, lo hace siempre en clave de ficción (en realidad la película es ficción) haciendo reportajes a loa hermanos y a los amigos o conocidos del muchacho. Extraña porque si bien la persona que está del otro lado de la cámara, a quien nunca le vemos la cara, aquel que hace las preguntas a los chicos, nunca termina de acercarse a ellos, nunca genera la confianza suficiente como para que a ellos se los sienta cómodos. Y este es quizás el objetivo de la película. Por ahi, es justamente esa intransmisibilidad de la tragedia aquello que se quiere mostrar. El vacío que queda en la casa del difunto, de quien nadie sabía siquiera la dirección ni si tenía comida o no.
Extraña película, sensación de inefable vacío.
Lucía Luna
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