24 abr 2010
Alamar de Pedro González Rubio
Al finalizar este bello film un probable estudiante de cine, pregunta, lacónico y terminante, y riéndose de su ocurrencia, aún las imágenes en los ojos: cúanto costo?
No es suficiente, aún la historia en el aire, otro, probable director en ciernes, tomá el micrófono e insiste; Y el guión?
Antes, la chica de la organización, como si estuviese en un chat cinéfilo de adolescentes, sumergida en el sillón de su casa, no se levanta del escenario y mientras balancea infantilmente sus piernas, grita; qué buena peli fue la película sorpresa, no?
Si aún nos gusta el cine despues de esto, es porque aún hay films como éste, de Pedro González Rubio, que impiden lo que nos haría odiar el cine.
Cine independiente; no por ser dos personas siguiendo a un proyecto por cinco años, o cambiando, esto es el itinerario, sino porque y para llevar la ficción al documental, para traerlo de vuelta y para quedarse con lo luminoso, con la profundidad, con lo que debe hacer un cineasta, como debe hacerlo un fotógrafo, un escritor, o un trabajador: hacerse a la mar.
La mar del registro, de la creación, de la espera, como dice Matraca "sin paciencia no hay pescador".
Nada mejor que este film para despedirnos del BAFICI 2010, un domingo de lluvia.
Ahí está el padre y el aprendizaje del hijo, las cosas perdidas y aquello que se nomina, los nombres de los peces y los pájaros y una botella arrojada al mar; todo; lo que la vida nos quita y nos da, la relación padre-hijo y las costas mayas y un pájaro blanco que viene a comer insectos de las manos.
Aquello de lo que desconfiamos, que ése jóven delgadísimo sea capaz de algo y nuestro propio descubrimiento de su extraordinaria habilidad para pescar y para ser padre, aún ante el dolor del desamor y la pérdida.
Para nosotros, eso es el cine, la voluntad de hablar, de comunicarse, de aprender; la posibilidad de comunicar todos los mundos posibles y descubrir en otros la humanidad y el horror, el tedio y la admiración: gracias por confiarnos sus imágenes, su companía y sus palabras, nos veremos en el futuro.
Gracias por haber leído alguna de estas pequeñas columnas.
Hasta siempre!
Roberto Camarra y la redacción de rayoverde.com.ar
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