" No éramos ése tipo de gente", menciona la adolescente desde su propio cielo, un cielo maravilloso que es un limbo en el que permanecen las cuentas pendientes que no la dejan ir a un horizonte de nubes.
Peter Jackson rompe los códigos y lo que parece un policial, es a su vez, una historia inspirada en "El cielo puede esperar" de Lubitsch y claro, también de la versión de Warren Beatty en plan adolescente de una chica de 13 años a punto de sentir como sus hormonas cambian el horizonte de sus intereses. De la explosión del cuerpo a la inocencia rota, a un punto quebrado, roto, muerto. Del punto caramelo en que el cuerpo despierta al deseo al punto del cuerpo descomponiéndose en una caja.
Peter Jackson relata una historia en el "antes que las fotos aparecieran en los cartones de leche". Las fotos de los chicos y adolescentes desaparecidos. Pero también es un diálogo con esas películas en las que los muertos vienen a resolver sus cuentas pendientes por una gracia del cielo, y el film también confronta con las historias de los crímenes que tranquilizadoramente parecen que pudieran ser resueltas.
Desde Mi Cielo, su título en español, trabaja con los códigos del trhiller, del policial, y se burla de ellos, al descubrir un personaje en un plano, explica que no es, y desvía la sospecha del espectador, hacia otro espacio, el sueño imaginario de la protagonista, que ya no puede regresar a contactarse con los suyos.
Como una casa de muñecas. en la que vemos a una escala muy pequeña, los objetos y las cosas, así, Jackson controla el montaje alterno o paralelo, convierte elipsis y transiciones y nos introduce en los bosques y lagos de la imaginación, en prados llenos de ruidos y silencios y hojas doradas y costas de piedras negras, en el que naufragan barcos armados dentro de una botella.
Dentro de un alma adolescente, nos da la nostalgia de lo trunco y nos ofrece el deseo de la posibilidad.
R Camarra
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