Nada más apropiado que visitar estas dos exposiciones y contrastar la visión y el objeto representado. Dos europeos accediendo al riesgo de la fotografía y pagando con su vida, el acceso a lo escondido, a lo que denominamos cultura, a lo diferente.
En las maravillosas copias expuestas en el Centro Cultural Borges y el Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco, vemos la belleza del cuadro, el dolor de lo perdido, la notable curiosidad y humildad para acercarse al objeto, para ser conmovido, para ser testigos del tiempo.
Dibujantes, escultores de la luz, perfeccionistas, yendo a su límite, el suizo muere en los Andes Peruanos, y al italiano en una toldería le arrancan la cabeza para que no haga más daño con la máquina infernal de la fotografía.
Ahí están sus imágenes verdaderas y bellas, hablándonos de la vida de este mundo, conviviendo con las tribus o con el horror de la segunda guerra.
Robert Capa, también de Magnum decía: "si la foto no es lo suficientemente buena, es porque el fotógrafo no estuvo lo suficientemente cerca".
Boggiani y Bischof llegaron a donde llegan muy pocos.
Más que cerca.
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