Con un problema de género en su génesis, "Amor sin escalas", llamada así en su estreno en la Argentina, es una comedia; pero tanto extraña como comedia como una película que habla sobre el tema de la desocupación y el héroe es un ser alienado que destina su vida y su función a destruir al prójimo. Y entonces, es un drama?
Ya desde el título en español se apuesta a que el público identifique la comedia romántica que no es, o si lo es, lo es de estos tiempos, como la bellísima Punch-drunk love, (Embriagado de amor) de Thomas Anderson, es una comedia del miedo y de la imposibilidad del otro. No es casual que en este film el personaje de Adam Sandler coleccionara etiquetas de un producto de supermercado para poder viajar, como en esta, George Clooney colecciona millas para obtener la tarjeta vip de la aerolínea cuyo lema dice que es en la que se puede confiar y al capitán que permanece más tiempo en vuelo, suspendido sobre todo lo demás, esa suspensión del tiempo.
Como si fuera una cuestión de modales, o de la posibilidad de dar, cara a cara, la noticia, (el conflicto central del film es, como comunicar a decenas y centenas de trabajadores que han sido, repentinamente, despedidos y hay una empresa que se ocupa de ello, esto es, de gerenciar la comunicación), lo agridulce del film permanece en un limbo, en el cual las simpatías sobre los personajes nos colocan en un dilema moral. Y no hay otros que los héroes despedidores. Los otros dicen su discurso, quietos, con un tamaño de plano tipo foto-carnet pero desaparecen, y el film, de evidente simpatía con los arrojados al espacio del olvido por la crisis económica de Estados Unidos, no hace otra cosa que convertir a los principales actantes del film en seres con características despreciables que tachan nombres de listas infinitas, los que han sido eliminados, porque han recibido la noticia.
Si en Juno, Reitman lograba traslucir un conservadurismo, que no lucía tanto la opción de la protagonista femenina principal, sino ciertos métodos efectistas que le dieron el Oscar a la guionista, Diablo Cody, aquí, nuevamente se ubica, y nos ubica, en un lugar reaccionario incómodo.
Para distanciar el efecto revulsivo, Clooney está virtualmente situado en un "no lugar", de los que habla el antropólogo Marc Augé: ese espacio construído por aeropuertos y habitaciones de hotel. En la tal vez, más lograda secuencia, aparece un oasis falso, en el que los protagonistas se cuelan con entradas robadas a una fiesta de una convención de una empresa de informática, hecha de covers, de refrescos de colores y de canciones de otras generaciones; ya sabemos que la música actual no hace historia.
Duplicidad, mentira y la supervivencia del más apto en un universo despiadado, son las noticias de los tiempos de la crisis. La muerte en traje de ejecutivos, los boxers del sistema que se cae, que se despedaza. Un plano general nos basta para ver las líneas de teléfono por el piso, el espacio oficina/trabajo/empleo del trabajador/sueño americano, que se deshace de una forma tan brutal como la de Bin Laden, derrumbando separadores de material prefabricado, vidas y sueños.
Así, la interventora que intenta despegar para siempre el contacto, para despedir gente a través de videoconferencias, es una otra oriental en su identificación falsa de la fiesta; así todos tienen otras vidas, de las que nada se sabe, y si algo se descubre es para descubrir la soledad y el hastío, y las otras mentiras domésticas, que se sostienen por la capacidad de fingir de todos en sus vidas privadas. Un mundo en el que no hay más que notas falsas, como las réplicas de las fotos de Amelie, en lugares del mundo, una contribución de todos para una luna de miel que no se hará, una boda de una pareja infeliz, para un viaje que no ha sucedido, como no suceden los viajes de los protagonistas, que son sólo una suspensión del tiempo.
Un mundo en el que es mejor no estar, en el que es preferible detenerse en el aire, intentando tarjetas de membresía especiales, que nos alejen del hacinamiento de los desclasados.
A Estados Unidos ha llegado la otra crisis y la depresión: Reitman es un Frank Capra que ha perdido toda esperanza.
Roberto Camarra
Título: "Amor sin Escalas"
Título original: Up in the Air
País: USA
Productora: DreamWorks Pictures (Paramount)
Director: Jason Reitman
Guión: Jason Reitman & Sheldon Turner
Reparto: George Clooney, Jason Bateman, Vera Farmiga, Anna Kendrick.
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