Sebastián Gordín es, a grandes rasgos, un artista de lo pequeño. Lo pequeño entendido como inmensidad encerrada en cajas concretas con diminutas luces que emergen de bibliotecas que se tragaron todo. Pero TODO.
Agujeros negros que salen de los pisos para comerse, en el espacio que queda vacío de la Galería Ruth Benzacar, todo lo que rodea. Como un agujero negro de verdad, que en un momento finito de espacio/tiempo se traga todo convirtiéndolo, mágicamente, en lugares infinitos, lugares de donde ni siquiera un fotón puede escapar.
Así son los espacios construídos por Gordín, espacios que sin pretensiones, crean ecuaciones finitas de espacios y tiempos infinitos, de gabinetes de vampiros que reflejados en espejos, no son nada más que... nada.
Como un theremin, que no se ve bien de dónde, pero genera música. Pero música invisible, hecha por vampiros para aquellos que no pueden escuchar.
En Ruth Benzacar, del 21 de Septiembre al 11 de Noviembre de 2011
Lucía Luna
Gran muestra!
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