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1 abr 2013

Hedda Gabler de Ibsen. En el Teatro Luisa Vehil. Adaptación, puesta en escena y dirección de Rubén Hernández Miranda.


HEDDA GABLER 

Este clásico de Henrik Ibsen es un drama realista que muestra el choque de fuerzas entre la voluntad individual y el peso del orden social.  Plantea  la transición entre dos épocas y los conflictos que se generan en el individuo en una sociedad que dejó de ser netamente aristocrática y se transformó en una donde predomina la burguesía con poder económico.  
Hedda Galber es una joven aristócrata,  hija de un fallecido General, quien no le dejó herencia al morir. Sin ninguna opción, se casa con un joven burgués que intenta hacerse un lugar destacado en aquella sociedad. Atrapada por su prejuicios, miedos y el qué dirán, se convierte en un cobarde y desesperado ser que vive como puede y no como quiere, luchando en su interior por no perder su independencia en un mundo donde prevalecen las reglas prefijadas y los mandatos. Una aguda crítica social que desnuda a seres presos de sí mismos desde sus miserias, miedos y deseos, exponiéndolos a las sorpresas del destino y las circunstancias.  
La obra, cuya adaptación, Puesta en Escena y Dirección General es de  Rubén Hernández Miranda, se presenta en el marco de los 25 años de la Sala Luisa Vehil. 

Funciones: viernes a las 21hs.
Teatro Luisa Vehil: Hipólito Yrigoyen 3133 (C.A.B.A)
Informes: 4861-3386
Duración: 120 minutos
Entrada: $80. Estudiantes y jubilados: $40
www.rubenhernandezactor.com.ar



Sinopsis
Hedda Gabler, una joven aristócrata, hija de un general fallecido, no tiene más remedio que casarse para sobrevivir. Es así que contrae nupcias con un joven burgués que intenta hacerse un lugar destacado en aquella sociedad. Al regreso de la luna de miel, se instalan en un petit hotel recién adquirido, al que deberán pagar. Las visitas de la tía de él, la presencia de la criada, las visitas de un interesado amigo influyente, la llegada de la esposa de un juez a pedir ayuda y la aparición de un talentoso y desquiciado escritor que rememora el pasado de Hedda e instala la competencia con Tesman. Todos hechos que hacen que en Hedda Gabler emerjan los instintos más oscuros que la llevarán a  transitar  caminos sin retorno.

 

Ficha artístico técnica
Asistencia de Dirección: Paula Fernández Rivas
Asistencia de Producción: Paula Fernández Rivas
Diseño y Realización de Escenografía y Utilería: Jorge A. Balestra  y Ariel Chavarría
Diseño y Realización de Vestuario y Maquillaje: Ro Ivanoff
Diseño de Iluminación: Rubén Hernández Miranda
Operador de Iluminación: Héctor Díaz Peña
Diseño de Sonido: Rubén Hernández Miranda y Ro Ivanoff
Ingeniería de Sonido: Claudio Siancha
Operador de Sonido: Rodrigo Ponce de León
Fotos: Paula Fernández Rivas
Diseño e Imagen: Nico Ivanoff
Realización Gráfica: Rodrigo Cadenas
Ploteado: Juan Shebar
Prensa y Difusión: Simkin&Franco
Asistencia de Escena: Ro Ivanoff
Adaptación, Puesta en Escena y Dirección General: Rubén Hernández Miranda

 

 

Visión artística del director

“Cuando leí Hedda Gabler en la cátedra de Teatro Universal, en la carrera de Arte Dramático que estaba cursando en la Universidad Nacional de Cuyo, quedé impresionado por la trama y sobre todo por el personaje de Hedda Gabler.
Hedda es una joven impulsada por el destino y las circunstancias a vivir como se puede y no como se quiere. Está atrapada por su prejuicios, sus miedos y el que dirán; y está presa de la mirada de los otros. Esto la convierte en un cobarde y desesperado ser, luchando en su interior por no perder su independencia en un mundo donde las reglas prefijadas y los mandatos, la hacen ocupar un lugar y obligaciones frente a las cuales se rebela constantemente.
Pero más en profundidad, son su terrible incapacidad de amar y sus impulsos descontrolados de maldad, los que la convierten en una protagonista absoluta, responsable de una dinámica perfecta que la hace sucumbir en la oscuridad y salir de allí a fuerza de impulsos, acciones que la llevan a recorrer un camino sin retorno. Además de las circunstancias en las cuales se encuentra inmersa que aceleran el desarrollo de la trama.
Una clase social que desaparece y otra que emerge, un padre fallecido (El General Gabler) y un hijo que crece en su vientre. Un marido (Jorge Tesman) que intenta ocupar un lugar en esa sociedad y que le pide mesura en gastos y lujos. Un viejo camarada (Ejlert Lovborg) que supo amarla en el pasado y al cual ella, al ver sus intenciones hecho a tiros, ahora es una atractiva amenaza. Un amigo influyente de la pareja (el magistrado Brack) que los ha ayudado a comprar esa casa y  la posibilidad a través de él de conseguir un cargo que le permitirá a Tesman la solvencia y tranquilidad necesaria. Pero en el trasfondo Brack ha tejido redes para obtener lo que desea: a Hedda Gabler. Pero solo como un triángulo amoroso. Una ex compañera de instituto y  viejo amor de su esposo: la Señora Elvsted, que acaba de huir de la casa de su marido detrás de su enamorado, el escritor talentoso Ejlert Lovborg. Éste, ofendido por el casamiento de Hedda con Tesman pero además embriagado de vicios, al que Elvsted ha ayudado a reformar. Las tías de su esposo, una muy enferma y la otra –la Tía Juliana Tesman- haciendo todo lo posible para que a su sobrino no le falte nada; y finalmente la criada Berta, que conoce a Tesman de pequeño y que ahora sirve también a la señora de las casa. Su mirada y su silencio hace notar que sabe todo lo que allí pasa y es para  Hedda una amenaza constante. Es así cómo entre peripecias, circunstancias y hechos, la trama va creciendo a tal punto que todo se transforma en verosímil, y el espectador está tan atrapado como Hedda y como el resto de los personajes, ansiosos por llegar al final. Seres presos de sí mismos que viven como pueden. Una aguda critica social, que los desnuda desde sus miserias, sus miedos y sus deseos exponiéndolos a las sorpresas del destino”.

Rubén Hernández Miranda
Director General


¿Cómo encarar la Puesta en escena de dicho drama?
Antes que nada, el director tuvo la necesidad de conocer en mayor profundidad la producción de Ibsen y su vida, para poder instalarse en su pensamiento, como ser y como artista. Entender lo que él quería plantear. Desde su hecho creativo, desde su inspiración, desde su lógica, desde la época y la historia.  Necesitaba encontrar ese común denominador que lo ayudara a entender y administrar el super objetivo Y así poder asumir  el compromiso que significa adaptar una obra de tamaña riqueza dramática y ponerla en escena hoy, desde su propio hecho creativo. Desde una nueva dramaturgia. Entender el “¿para qué?”. ¿Para qué escribió lo que escribió?,¿ para qué Hedda Gabler hace lo que hace? ¿Para qué los personajes hacen y dicen lo que dicen? Pero antes era necesario reconocer algunos factores importantes: Hedda Gabler, de Henrik Ibsen, es un drama realista, que presenta como  choques de fuerzas la voluntad individual y el peso del orden social, inserto además en un marco cambiante. Plantea  la transición, el puente entre dos épocas y los conflictos que esto genera en el individuo. Una sociedad que ha dejado de ser netamente aristocrática a una donde predomina la burguesía con poder económico. Sin duda Ibsen, considerado como el máximo representante “de la obra bien hecha”, tal como dijera el premio Nóbel Bernard show refiriéndose a la obra bien constituida, donde personajes y temas son verosímiles, perfectamente creíbles, por lo que al espectador le es fácil identificarse con ellos. Técnicamente, éste es el más brillante de sus dramas; “nunca había sido tan conscientemente artístico como aquí”.
Hedda Gabler nos conduce a los círculos de la sociedad mediana de Noruega, que carece de elegancia pero tiene una cultura propia donde en las últimas generaciones produjo grandes y extraños hombres de talento, sin poder y sin posibilidades de colocarlos en las condiciones necesarias para su desarrollo. Ibsen nos muestra cómo la sociedad noruega paraliza el desenvolvimiento de sus miembros. En Hedda Gabler, parece haber querido mostrarnos que una significativa y fuerte personalidad se ve obligada a alternar en aquel ambiente.
Ibsen pinta sarcásticamente a la sociedad noruega, Una sociedad sin aristocracia y sin tradiciones. No hay que asombrarse. Los más celebres pintores, escultores, músicos y poetas noruegos estuvieron siempre lejos de su patria, vagando en el extranjero.Además, la política externa de Noruega fue siempre tranquila y no dramática.
Ibsen nos presenta una Hedda, hija de un general noruego, que aparentemente fue un militar de escritorio; “sus pistolas nunca fueron manchadas de sangre”.
Al analizar a Hedda Gabler, sentimos que la sociedad noruega, a pesar de ser tan joven, es sin embargo, original.  Tenemos la sensación de que se libró de la sociedad danesa y no tomó casi nada de la sueca. La sociedad noruega es joven y se desarrolló con un espíritu propio. Sin embargo, aquella originalidad primitiva  impresiona como algo imperfecto, casual, no formado aún.
Ibsen es un gran conocedor de la naturaleza humana. Comprende tan bien a los hombres que instintivamente puede inventar cosas muy reales, que nunca ha visto. Lo que nos lleva a valorar su técnica y el estilo que lo caracteriza. Es un técnico admirable, tanto en esta obra como en los dramas anteriores.
Ibsen es un evolucionista en la medida que va adoptando sus temas a ciertas cosas en progresión continua. De joven, los asuntos morales y los asuntos reales pero lejos del hoy, incrustados a una esfera de tiempo fuera de su alcance. Luego, las cuestiones concretas de su sitio y de su actualidad, sean morales o físicas, que a diario podía ocultar perfectamente. En este sentido Ibsen y su obra se compenetran con armonía cabal, porque a raíz de las crisis sentimentales de su adolescencia él fue- y pudo no pasar de ahí- un escritor subjetivista, como tantos grandes intelectuales. Nunca queda quieto; aporta planteos revolucionarios- o revulsivos- ante el espectador, exponiéndole hechos y contradicciones que la vida de la burguesía en ascenso va a su vez presentando en el panorama real. No pasa de ahí. Supera la antigua escena, sabe gritar sin ayuda del melodramatismo las cosas que marchan a tuertas y se muestra remiso en responder con justeza cuál es el rumbo que debieron seguir para marchar derechos, dejando en claro que lo esencial;es la rebelión del espíritu humano”.


Henrik Johan Ibsen

Dramaturgo y Poeta Noruego, es considerado el más importante dramaturgo noruego y uno de los autores que más ha influido en la dramaturgia moderna. Padre del drama realista moderno y antecedente del teatro simbólico.
En su época, sus obras fueron consideradas escandalosas por una sociedad dominada por los valores victorianos, el cuestionar el modelo de familia y las sociedades dominantes. Sus obras no han perdido vigencia y es uno de los autores no contemporáneos más representado en la actualidad.
Uno de los máximos defensores del teatro de Ibsen fue el premio Nobel Bernard Show, quien dijo: su teatro “es el máximo representante “de la obra bien hecha”  refiriéndose a la obra bien construida donde personajes y temas son verosímiles, perfectamente creíbles, por lo que al espectador le es fácil identificarse con ellos.
La obra dramática de Henrik Ibsen puede dividirse en tres etapas. Una primera etapa romántica que recoge la tradición y el folclore noruego. En estas obras retrata lo que él consideraba defectos del carácter noruego. Obras significativas de este periodo son:
Brand (1866). Simbólicamente retrata la falta de solidaridad de escandinava frente a la invasión prusiana de Dinamarca; su protagonista el sacerdote Brand sacrifica a su mujer y a su hijo por mantener sus principios.
Peer Gynt (1868). Mediante su protagonista Peer, un soñador inconsecuente sin fuertes convicciones que deja todo a cargo de su fantasía, caricaturiza el genio noruego.
Una segunda etapa sería la que se ha llamado realismo socio-crítico. En este período se interesa por los problemas sociales de su tiempo y los convierte en tema de debate. Los estrenos de sus obras se convirtieron en grandes polémicas cuando no en grandes escándalos. Ibsen en estas obras cuestiona los fundamentos de la sociedad burguesa. De esta etapa son sus obras de tesis:
Casa de muñecas (1879). Desde sus primeros estrenos, Nora, su protagonista, y su portazo final, se convirtieron en bandera del feminismo y su autor en abanderado. Ibsen plantea en esta obra, con el matrimonio Helmer, la relación entre sexos. Según sus propias palabras:
«Existen dos códigos de moral, dos conciencias diferentes, una del hombre y otra de la mujer. Y a la mujer se la juzga según el código de los hombres. [...] Una mujer no puede ser auténticamente ella en la sociedad actual, una sociedad exclusivamente masculina, con leyes exclusivamente masculinas, con jueces y fiscales que la juzgan desde el punto de vista masculino».
Casa de muñecas se estrenó en gran parte de los países de Europa generando una enorme polémica, siendo inevitable posicionarse a favor o en contra de su protagonista Nora, su portazo final fue motivo de escándalo (Ibsen cambió este final para su estreno en Alemania), sectores opinaron que era un ataque a los fundamentos de la familia.
Espectros (1881). Su protagonista la señora Alving, siguiendo el consejo del pastor Manders, vive junto a su marido simulando ser feliz, siguiéndole en sus vicios e intentando ocultarlos, preservando la imagen respetable que la sociedad mantiene sobre él. Estrenada en Berlín fue prohibida el día de su estreno, fue igualmente prohibida durante quince años en Noruega al considerarla disoluta y revolucionaria.
Un enemigo del pueblo (1882). Quizá esta obra surja como contestación a los ataques que Ibsen sufrió por su obra Espectros. Es el drama de un hombre de convicciones frente al pragmatismo de la sociedad. Su protagonista, el Doctor Stockmann, denuncia que las aguas del balneario, principal fuente de ingresos del pueblo, están contaminadas y son un peligro para la salud. Las fuerzas sociales del pueblo tratan de ocultarlo y queda solo en su denuncia. En un momento dado el Doctor Stockmann se expresa así: «He descubierto que las raíces de nuestra vida moral están completamente podridas, que la base de nuestra sociedad está corrompida por la mentira». Y cuando al fin queda solo y debe abandonar el pueblo con su familia la obra termina con su juicio, tal vez el sentimiento de Ibsen después del estreno de Espectros: «El hombre más fuerte del mundo es el que está más solo».
El pato silvestre (1884). En esta obra aun siendo realista da un paso hacia la tercera etapa del autor, el simbolismo. Este drama, aparentemente, ya no sería social sino íntimo, en el que nos habla sobre si es posible al hombre regenerarse; pero extendiendo el simbolismo, ese pato silvestre herido que se aferra al fango del fondo del lago para morir, bien podría ser una sociedad que se niega a oír la verdad, que sería su salvación, y se aferra a su mentira. Su personaje el Dr. Redling dirá a modo de conclusión: «La vida podría ser bastante agradable si no llamasen a la puerta esos acreedores reclamando el cumplimiento de los ideales a pobres hombres como nosotros».
La tercera etapa de Ibsen es la simbolista, en esta etapa predomina un sentido metafórico. Son obras significativas de esta etapa: La dama del mar (1888), Hedda Gabler (1890) y El maestro constructor (1892)
Uno de los máximos defensores del teatro de Ibsen sería el premio Nobel Bernard Shaw . De su teatro diría que es el máximo representante de «la obra bien hecha», refiriéndose a la obra bien construida, donde personajes y trama son verosímiles, perfectamente creíbles, por lo que al espectador le es fácil identificarse con ellos.
El teatro de Ibsen influyó en otros autores de su tiempo, en los entonces jóvenes Strindberg y Chejov. El teatro del siglo XX es su deudor y aun hoy sus obras no han perdido vigencia siendo muy representadas en todo occidente.


Rubén Hernández Miranda
Cursó la especialidad en la escuela de teatro de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Cuyo. Obtuvo la beca del Fondo Nacional de las Artes  y realizó perfeccionamiento actoral con Juan Carlos Gené, Carlos Gandolfo y otros.
Ha obtenido el premio Juventud RC Internacional 1984; Estrella de Mar revelación 1993, por “Anclado en Madrid”;  Nominación mejor actor estrella de Mar;  Joven sobresaliente 1993 (UCIM). Los Andes 1993; Fundación Congreso 1993, Nominación Revelación Trinidad Guevara por "XII  hombres en pugna", entre otros.
En televisión realizo programas infantiles de entretenimientos y (Magazine)  “Entrecasa”  como conductor.                                                                
Ha participado como actor en miniseries "El jardín del infierno"; "La Condena de Gabriel Donley"; "Cebollitas"; "Rebelde Way"; "Rincón de luz"; "Floricienta" y otras producciones de televisión y cine.
Como actor ha transitado obras de importantes autores: En Teatro: "Locos de verano", de G. Laferrére; "Médico a palos", de Moliere; "Telarañas", de E Pavlovsky; "Un amor esdrújulo", de E. Segovia; los musicales de su propia autoria: "Estamos aquí", Dir. Noemi Salmerón; “El próximo alistamiento”, Dir. Sandra March; "No con golpes"; "En el país de los sueños" (infantil) y "A la hora de la siesta" (infantil); Anclado en Madrid, con dirección Máximo Moyano y “Vade retro”, de Marsillach; “Marathón", de R. Monti; “El Banquete”, de Platón, con Dirección Mónica Mafía;  “Mariana Pineda", de F. García Lorca, con dirección de Jaime Kogan; “XII hombres en pugna”, de Reginald Rose, con  dirección de China Zorrilla; “Solo para héroes”,  con Juan Carlos Puppo; “Anclado en Madrid”, de Roberto Ibañez, con dirección de Hector Calori; “Venus en Camisón”, Music hall; “Héroes”,  con Juan Carlos Puppo; “Juan”, de Miguel Tabarovsky.
Ha dirigido fiestas de la vendimia de su propia autoría: "Tiempo de Vendimia"; "Brindis por un  pueblo" y  “Vendimia del camino largo” 
 “Hay o no hay hombres”, con textos de Fontanarrosa; "Minas", de Diana Lía Amiama; “El televidente” y “El bisco”,  de Marta Degracia; “Venus en camisón”, Music Hall; “La valija”, de Julio Mauricio; “Tío Vania”, de Antón Chejóv; “A propósito del tiempo”, de Carlos Gorostiza; “Pequeña historia de una victima”, de Miguel Tabarovsky; Parecen ángeles”, de Jorge Ramos; “Oiga, Chamigo Aguará”; de Adela Basch; “Medida por medida”, de William Shakespeare; “Juan”, de Miguel J. Tabarovsky; “Prohibido suicidarse en primavera” ,de Alejandro Casona; “La Malasangre”, de Griselda Gambaro; “Juan”, de Miguel Tabarovsky (2° y 3° temporada).
Creó la Escuela Nueva escena, formación integral del actor con diseño Ontológico. C.A.B.A, y Campana Centro Cultural La Rosa. Hoy es director General del Teatro Luisa Vehil. Es Presidente de la Asociación Civil Teatro Luisa Vehil.
Está dedicado a pleno a la docencia, la investigación, la dirección, la actuación, la gestión cultural y la dramaturgia.





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