CALAR EN EL TIEMPO
Denise Carner Lorenzo
Curaduría: Fiorella Di Biase
Evento de cierre:
14 de octubre, 19:00 hs.
Despensa de Libros Vacío Editorial
Galería Patio del Liceo
Av. Santa Fe 2729, C.A.B.A.
La muestra podrá visitarse hasta el 14 de octubre del 2016, de lunes a sábado de 15 a 20 hs
CALAR EN EL TIEMPO: a la sombra de un nuevo paisaje
"Lo retratado en la foto exige algo de nosotros (...) Aun si la persona fotografiada estuviese hoy completamente olvidada, aun si su nombre hubiese sido borrado para siempre de la memoria de los hombres -y a pesar de esto; es más, precisamente por esto- esa persona, ese rostro exigen su nombre, exigen no ser olvidados."
Tres mil diapositivas de viajes componen un minucioso archivo fotográfico que personifica a un fenómeno de la modernidad: el turista amateur, quien retrata compulsivamente cada lugar que visita, y va conformando a lo largo de su vida un extenso inventario cartográfico visual.
Desde esta perspectiva, el objeto fotográfico se vuelve fetiche, y en este proceso de fetichización de las maravillas del mundo, el viajero recolecta y colecciona paisajes en un ejercicio obsesivo y constante de acumulación.
Un extenso catálogo de diapositivas, libretas con notas a máquina y paisajes constituyen el prolífico archivo de viaje de este individuo. No obstante eso, resulta extraño que en tal recopilación de momentos la persona detrás de la cámara aparece en una única fotografía, y en ella se registra fuera de foco. Decisión premeditada o mera equivocación, su existencia aparece aquí delineada como si se tratara de un borrador mal terminado. Lo cierto es que a través del simple registro fotográfico, un vínculo directo -aunque intangible- se teje entre él y estas imágenes.
Pero ¿qué sucede con este capital cultural al final de su vida? o ¿qué acontece actualmente con estas fotografías cuando son digitalizadas? Al cumplir su cometido el objeto cae en desuso y ya no es necesario conservarlo. Las imágenes que fueran atesoradas por décadas en un archivador constituyen un bagaje hoy obsoleto: el fetiche ha sido deglutido por el espacio virtual de almacenamiento y descartado sin valor.
En este punto, la artista opera como la recolectora de las imágenes desechadas y protectora de su memoria, destinada a almacenar estos recuerdos y perpetuarlos como si se tratase de algo sagrado. Pero también juega con estos objetos, los recicla, los interpreta, los interviene, los atraviesa por su propia mirada. Les confiere nuevamente la vida, los dota de la energía que les había sido arrebata: el tiempo detenido vuelve a correr ante los ojos de quien las mira. El horizonte es reconstituido y un nuevo paisaje acontece a la sombra del anterior.
Fiorella Di Biase
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