La única hija de un padre
que enviudó muchos años atrás sueña con un mundo lejos de las frivolidades
sociales, con ser escritora en un mundo preparado para hombres y con descifrar
el extraño lenguaje con que le hablan los fantasmas que se le aparecen en
cualquier casa que habite; sin embargo no pasará mucho tiempo hasta que Edith
conozca a Thomas, un extraño viajero que, amante de los inventos y los juguetes
victorianos, intentará vender, junto a su belísima hermana Lucille, un
extravagante aparato del que solo puede mostrar un prototipo que no es más que
otro de sus juguetes. Pasará mucho más tiempo aun para que Edith entienda que no
todos los fantasmas son malos y que a
pesar de que su apariencia no los ayude, a veces es necesario escucharlos, de
que cambiarse de casa no es una tarea facil y que a veces las madres muertas
eligen dar señales de advertencias y consejos de maneras poco convencionales.
La casa como uno de los ejes centrales para comprender el comportamiento de los siniestros hermanos Sharpe, nos deja entrever en la sensualidad de Lucille la figura de una hechicera dueña del poder heredado para preparar las pócimas que la convertirán en una extraña dama oscura llena de amor y poder. Como Circe[1], Lucille mezcla sus preparados y se toma el tiempo que cree necesario para dedicarle a la vida tanto amor como al arte de matar.
Si hay algunos lugares de las casas que no son seguros, el problema de Edith es que habita una casa entera insegura, donde no hay adentro y afuera, y a pesar de que tenga puertas y ventanas, llueve adentro y la nieve cae como si fuera una bola de cristal con nieve en su interior. La casa de los hermanos Sharpe alberga demonios y secretos y a pesar de tener sus puertas siempre abiertas, es caprichosa, y no se puede salir de ella si ella no quiere. Llevar adelante un hogar del que uno no puede deshacerse, en el caso de los Sharpe, es un privilegio, como lo dice Thomas al entrar por primera vez con Edith en brazos, pero también es una condena. No hay manera de deshacerse de la casa, porque la casa es la madre de las bestias. Aunque se quiera, no se puede renunciar a la herencia.
Bajo diferentes formas, la figura de la madre se tomará su tiempo para hacer aparecer sus advertencias, algunas en forma de casas, otras en forma de fantasmas, otras en formas de amigos. No hay una sola cosa que pueda ser juzgada como buena o como mala, la realidad en Crimson Peak es mucho más encriptada y enroscada. Hay una historia de amor pero es mucho más oscura que lo se puede leer a simple vista. El amor, en este caso, es lo que convierte a todos en monstruosos seres capaces de construir monumentos a esa bestialidad.
En Crimson Peak no hay buenos y malos y los personajes se manejan con una moral bastante ambigua que tiene mucho que ver con la moral y la sexualidad victorianas, en donde la represión y muchas veces el dolor, juegan un papel decisivo respecto del placer y del amor. Sin embargo, es bien claro que el camino de la película es a través de Edith, quien toma las decisiones más relevantes, se define y decide ser escritora, más allá de la recepción de los borradores de sus escritos, pero también es la que toma la decisión de manejar su vida sexual (y desde el punto de vista cinematográfico, ni siquiera hace falta mostrarla desnuda durante el acto sexual) y cuando el acto no le es satisfactorio, entonces Edith toma el control y, tal como Lilith[2], da vuelta a su macho y recibe lo que quiere.
Guillermo del Toro resuelve otra película de fantasmas trabajando con algunos de los elementos del género del terror, pero a la manera gótica. La forma de los fantasmas es real, Edith lo sabe porque siempre los ha visto y las primeras diapositivas en cristales que le muestra su amigo de alguna manera dan cuenta de ello. Lo sobrenatural se manifiesta de las formas tradicionales al mismo tiempo que lo hacen los nuevos aparatos fotográficos. En la tradición de los aparecidos y las casas que se convierten y nos convierten en monstruos, del Toro maneja una poética sumamente particular que excede los lenguajes del género y convierte una historia que podría parecer de terror en una historia de amor con un triángulo que cambia su recorrido infinitas veces.
Lucía Luna
[1] Hechicera griega descripta en la Odisea como una de las más temidas y magnéticas mujeres, poseedora del más profundo conocimiento de herboristería, convertía en animales a sus amenazas y los poseía para usarlos a su antojo. Como envenenaba, sanaba, conocía las dosis justas para convertir las ponzoñas en cura.
[2] Según el folklore judío, Lilith es la primera mujer. Amante de demonios y poseedora de una sensualidad feroz, toma lo que desea de los hombres y se deshace de ellos cuando está satisfecha. Generalmente se la representa bellísima y con el cabello largo y pelirrojo de manera similar a la representación de Edith en Crimson Peak. Lilith se consideró un par de Adán y se rebeló a estar debajo de él durante el acto sexual, poniéndose por encima de este y satisfaciéndose además con otros demonios.
Crimson Peak se estrenó en Argentina como La Cumbre Escarlata. En cines desde el 16/10/2015. Dirigida por Guillermo del Toro, con actuaciones de Mia Wasikowska, Tom Hiddleston y Jessica Chastain entre otros.
La casa como uno de los ejes centrales para comprender el comportamiento de los siniestros hermanos Sharpe, nos deja entrever en la sensualidad de Lucille la figura de una hechicera dueña del poder heredado para preparar las pócimas que la convertirán en una extraña dama oscura llena de amor y poder. Como Circe[1], Lucille mezcla sus preparados y se toma el tiempo que cree necesario para dedicarle a la vida tanto amor como al arte de matar.
Si hay algunos lugares de las casas que no son seguros, el problema de Edith es que habita una casa entera insegura, donde no hay adentro y afuera, y a pesar de que tenga puertas y ventanas, llueve adentro y la nieve cae como si fuera una bola de cristal con nieve en su interior. La casa de los hermanos Sharpe alberga demonios y secretos y a pesar de tener sus puertas siempre abiertas, es caprichosa, y no se puede salir de ella si ella no quiere. Llevar adelante un hogar del que uno no puede deshacerse, en el caso de los Sharpe, es un privilegio, como lo dice Thomas al entrar por primera vez con Edith en brazos, pero también es una condena. No hay manera de deshacerse de la casa, porque la casa es la madre de las bestias. Aunque se quiera, no se puede renunciar a la herencia.
Bajo diferentes formas, la figura de la madre se tomará su tiempo para hacer aparecer sus advertencias, algunas en forma de casas, otras en forma de fantasmas, otras en formas de amigos. No hay una sola cosa que pueda ser juzgada como buena o como mala, la realidad en Crimson Peak es mucho más encriptada y enroscada. Hay una historia de amor pero es mucho más oscura que lo se puede leer a simple vista. El amor, en este caso, es lo que convierte a todos en monstruosos seres capaces de construir monumentos a esa bestialidad.
En Crimson Peak no hay buenos y malos y los personajes se manejan con una moral bastante ambigua que tiene mucho que ver con la moral y la sexualidad victorianas, en donde la represión y muchas veces el dolor, juegan un papel decisivo respecto del placer y del amor. Sin embargo, es bien claro que el camino de la película es a través de Edith, quien toma las decisiones más relevantes, se define y decide ser escritora, más allá de la recepción de los borradores de sus escritos, pero también es la que toma la decisión de manejar su vida sexual (y desde el punto de vista cinematográfico, ni siquiera hace falta mostrarla desnuda durante el acto sexual) y cuando el acto no le es satisfactorio, entonces Edith toma el control y, tal como Lilith[2], da vuelta a su macho y recibe lo que quiere.
Guillermo del Toro resuelve otra película de fantasmas trabajando con algunos de los elementos del género del terror, pero a la manera gótica. La forma de los fantasmas es real, Edith lo sabe porque siempre los ha visto y las primeras diapositivas en cristales que le muestra su amigo de alguna manera dan cuenta de ello. Lo sobrenatural se manifiesta de las formas tradicionales al mismo tiempo que lo hacen los nuevos aparatos fotográficos. En la tradición de los aparecidos y las casas que se convierten y nos convierten en monstruos, del Toro maneja una poética sumamente particular que excede los lenguajes del género y convierte una historia que podría parecer de terror en una historia de amor con un triángulo que cambia su recorrido infinitas veces.
Lucía Luna
[1] Hechicera griega descripta en la Odisea como una de las más temidas y magnéticas mujeres, poseedora del más profundo conocimiento de herboristería, convertía en animales a sus amenazas y los poseía para usarlos a su antojo. Como envenenaba, sanaba, conocía las dosis justas para convertir las ponzoñas en cura.
[2] Según el folklore judío, Lilith es la primera mujer. Amante de demonios y poseedora de una sensualidad feroz, toma lo que desea de los hombres y se deshace de ellos cuando está satisfecha. Generalmente se la representa bellísima y con el cabello largo y pelirrojo de manera similar a la representación de Edith en Crimson Peak. Lilith se consideró un par de Adán y se rebeló a estar debajo de él durante el acto sexual, poniéndose por encima de este y satisfaciéndose además con otros demonios.
Crimson Peak se estrenó en Argentina como La Cumbre Escarlata. En cines desde el 16/10/2015. Dirigida por Guillermo del Toro, con actuaciones de Mia Wasikowska, Tom Hiddleston y Jessica Chastain entre otros.
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