ERNESTO DEIRA
Selección de Dibujos
La Galería Jacques Martínez vuelve a poner el foco en la figura de Ernesto Deira. Esta vez sobre sus dibujos: una constante que acompañó al artista a lo largo de su vida. En ellos, Deira daba rienda suelta a la ironía, el humor ácido o tierno y la burla. Sin pretender un enfoque cronológico y completo de una obra basta como diversa, Jacques Martínez presenta un corpus de trabajos que comprende, entre otros, a 2 de los “Rollos desenrrollados”, El gran dibujo de 1984 y obra en pequeño formato.
Sin título, 1984, dibujo sobre papel
Inauguración: miércoles 3 de octubre a las 19hs
Hasta el 9 de noviembre de 2012.
Visitas:
De lunes a viernes de 14 A 20 HS
Galería Jacques Martínez: Av. de Mayo 1130, 4to G
Informes:
Entrada: Libre y Gratuita
+info: www.galeriajacquesmartinez.com
Dice Jacques Martínez sobre la Muestra
Presentamos hoy una rápida selección de dibujos de Ernesto Deira, con la sensación de que ésta debería ser una exposición mucho mayor y más abarcativa, tal es la cantidad, la variedad y la importancia de sus dibujos.
Pese a ello, hacer una muestra de dibujos de Deira, aunque reducida, es un verdadero placer. Ernesto pintaba cuando se lo proponía, mientras que el dibujar era una constante que realizaba casi automáticamente.
En esta muestra estarán 2 de los “Rollos Desenrollados” que tuve el privilegio de ver por primera vez en la exposición en la galería “El Taller” en Septiembre de 1968. Entonces quedé realmente impresionado al ver estos enormes papeles que tocaban el suelo y que evidenciaban un enfoque hacia el dibujo nada convencional.
Junto con ellos, hemos seleccionado una serie de obras por su calidad sin pretender un enfoque cronológico. El gran dibujo de 1984 (una de los últimos y que, creemos, nunca fue expuesto en Argentina hasta ArteBA 2011) contrasta con las obras de pequeño formato y demuestra que, para Ernesto Deira, el tamaño era solamente un accidente y lo esencial era lo que transmitía con la línea.
Ernesto y el dibujo
Siempre me pregunté por qué el dibujo tiene menos prestigio que la pintura. La faceta de dibujante de mi padre, Ernesto Deira, me parece tan valiosa como sus pinturas. Y sin embargo se lo evoca más como pintor que como dibujante.
Sin duda sus pinturas tienen una carga dramática y una fuerza expresiva notables. Son, a mi modo de ver, alegatos. Interpelan, denuncian, gritan, cuestionan al observador. Con el color y sobre la tela expresaba sus preocupaciones más profundas, el meollo de sus preguntas filosóficas.
En los dibujos Ernesto daba rienda suelta a la ironía, el humor ácido o tierno, la burla. Si la pintura era cosa seria, el dibujo era diversión. Y también cosa cotidiana, porque no escribía. Dibujaba las palabras. Leer sus cartas era y sigue siendo un placer para la vista.
Lo he visto dibujar con lapiceras Rötring, a mano alzada, sin dudar un instante. Trazaba largas líneas que definían la forma con absoluta precisión, y luego con gestos rápidos sombreaba las figuras con rayitas en varios sentidos. De a poco los papeles se cubrían de personajes o animales extraños, sólidamente instalados en paisajes improbables o imposibles.
Desde las tintas de la época de la Nueva Figuración hasta el cuaderno que bautizó "Epopeya de Gilgamesh", pasando por las aguafuertes inspiradas en Pantaleón y las Visitadoras o su interpretación del cuento "La nariz" de Gógol, se pasó la vida dibujando. Y, evidentemente, para placer del público. Porque uno de mis recuerdos vívidos de las muestras de dibujos era la velocidad con la que aparecían esos puntitos rojos que indicaban que ése se iba a alguna pared ajena y no lo veríamos más.
Y recuerdo momentos especiales. Como aquella vez que me desperté, desvelado por la claridad que entraba a mi habitación desde el pasillo por la banderola. Me levanté, mascullando quejas y dispuesto a apagar la luz del pasillo. Pero la del pasillo estaba apagada, la que estaba prendida era la de la cocina. Ya intrigado abrí la puerta y allí estaba el viejo, garabateando a más no poder. Levantó la vista y con la sonrisa de un niño atrapado haciendo una travesura, con unos ojitos divertidos, intentó alguna disculpa. Mientras escribo esto pienso que se disculpaba sin saber el enorme recuerdo que me estaba dejando. Tenía la misma mirada pícara que le he visto cuando escuchaba a alguien comentar algo sobre sus obras que ni él mismo había visto. Claro que siempre decía que cuantas más cosas viese el público en su obra, mejor.
También recuerdo su pequeña batalla contra Minou, en Paris, el gato del que teníamos que cuidar. El problema era su manía de intentar mordisquear las puntas de los lápices o lapiceras cuando Ernesto se sentaba a la mesa a dibujar. Y si bien era sistemáticamente y suavemente puesto de nuevo en el piso, no pasaban cinco minutos que ya asomaba por la punta opuesta, con esa decisión tan felina.
La mesa estaba iluminada por una lámpara que colgaba del techo, y que se subía y bajaba con una polea, simplemente jalando de un borde de la pantalla. Un día papá descubrió que el ruido que hacía la lámpara al moverla asustaba a Minou. Durante un par de días el ritual consistió entonces en hacer ese ruido cuando el gato asomaba. Fue tan eficiente, y la relación con el animal tan aceitada, que después bastaba con que Ernesto lo mirase y llevase su mano al borde de la pantalla. Y así pudo terminar los dibujos que hicieron la muestra de Chartres.
Hoy la Galería Jacques Martínez presenta una parte de sus dibujos. Tuve el privilegio de ver cómo se gestaron muchos de ellos. Espero que tenga el público tanto placer en verlos como el que manifiestamente tenía él mientras los hacía. Y darle el gusto de ver muchas, muchas cosas en cada trazo.
Sin duda sus pinturas tienen una carga dramática y una fuerza expresiva notables. Son, a mi modo de ver, alegatos. Interpelan, denuncian, gritan, cuestionan al observador. Con el color y sobre la tela expresaba sus preocupaciones más profundas, el meollo de sus preguntas filosóficas.
En los dibujos Ernesto daba rienda suelta a la ironía, el humor ácido o tierno, la burla. Si la pintura era cosa seria, el dibujo era diversión. Y también cosa cotidiana, porque no escribía. Dibujaba las palabras. Leer sus cartas era y sigue siendo un placer para la vista.
Lo he visto dibujar con lapiceras Rötring, a mano alzada, sin dudar un instante. Trazaba largas líneas que definían la forma con absoluta precisión, y luego con gestos rápidos sombreaba las figuras con rayitas en varios sentidos. De a poco los papeles se cubrían de personajes o animales extraños, sólidamente instalados en paisajes improbables o imposibles.
Desde las tintas de la época de la Nueva Figuración hasta el cuaderno que bautizó "Epopeya de Gilgamesh", pasando por las aguafuertes inspiradas en Pantaleón y las Visitadoras o su interpretación del cuento "La nariz" de Gógol, se pasó la vida dibujando. Y, evidentemente, para placer del público. Porque uno de mis recuerdos vívidos de las muestras de dibujos era la velocidad con la que aparecían esos puntitos rojos que indicaban que ése se iba a alguna pared ajena y no lo veríamos más.
Y recuerdo momentos especiales. Como aquella vez que me desperté, desvelado por la claridad que entraba a mi habitación desde el pasillo por la banderola. Me levanté, mascullando quejas y dispuesto a apagar la luz del pasillo. Pero la del pasillo estaba apagada, la que estaba prendida era la de la cocina. Ya intrigado abrí la puerta y allí estaba el viejo, garabateando a más no poder. Levantó la vista y con la sonrisa de un niño atrapado haciendo una travesura, con unos ojitos divertidos, intentó alguna disculpa. Mientras escribo esto pienso que se disculpaba sin saber el enorme recuerdo que me estaba dejando. Tenía la misma mirada pícara que le he visto cuando escuchaba a alguien comentar algo sobre sus obras que ni él mismo había visto. Claro que siempre decía que cuantas más cosas viese el público en su obra, mejor.
También recuerdo su pequeña batalla contra Minou, en Paris, el gato del que teníamos que cuidar. El problema era su manía de intentar mordisquear las puntas de los lápices o lapiceras cuando Ernesto se sentaba a la mesa a dibujar. Y si bien era sistemáticamente y suavemente puesto de nuevo en el piso, no pasaban cinco minutos que ya asomaba por la punta opuesta, con esa decisión tan felina.
La mesa estaba iluminada por una lámpara que colgaba del techo, y que se subía y bajaba con una polea, simplemente jalando de un borde de la pantalla. Un día papá descubrió que el ruido que hacía la lámpara al moverla asustaba a Minou. Durante un par de días el ritual consistió entonces en hacer ese ruido cuando el gato asomaba. Fue tan eficiente, y la relación con el animal tan aceitada, que después bastaba con que Ernesto lo mirase y llevase su mano al borde de la pantalla. Y así pudo terminar los dibujos que hicieron la muestra de Chartres.
Hoy la Galería Jacques Martínez presenta una parte de sus dibujos. Tuve el privilegio de ver cómo se gestaron muchos de ellos. Espero que tenga el público tanto placer en verlos como el que manifiestamente tenía él mientras los hacía. Y darle el gusto de ver muchas, muchas cosas en cada trazo.
Martín Deira
Ernesto Deira (1928 – 1986)
1928. Nace en Buenos Aires, en el mes de Julio
1950. Se recibe de abogado en la Universidad Nacional de Buenos Aires.
1954. Comienza a estudiar pintura con Leopoldo Torres Agüero.
1955. Prosigue sus estudios de pintura con Leopoldo Presas.
1958. Primera exposición individual en la Galería Rubbers, Buenos Aires.
1960. Primera Exposición Internacional de Arte Moderno, Buenos Aires.
Expone individualmente en la Galería Witcomb.
1961. Muestra individual en la Galería Van Riel de Buenos Aires, donde el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires adquiere una obra.
Muestra “Otra Figuración” junto con De La Vega, Macció y Noé en la Galería Peuser de Buenos Aires.
Beca del Fondo Nacional de las Artes.
Viaje a París
1962. Exposiciones del Grupo “Otra Figuración” en el Museo Nacional de Bellas Artes en Buenos Aires, Montevideo y Río de Janeiro.
1964. Exposiciones colectivas en USA y Europa
1965. Exposiciones individuales en Buenos Aires. Expone por primera vez “9 variaciones sobre un bastidor bien tensado”.
1966. Profesor invitado en la Universidad de Cornell, USA. Realiza allí una obra colectiva con sus alumnos de 8x4 mts.
Beca Fullbright
Segundo premio en la Tercera Bienal de Córdoba
Participa en la exposición “The Emergent Decade” en la Universidad de Cornell y el Guggenheim Museum.
1967. Muestras individuales en Buenos Aires (Galería Bonino) y Santa Fe.
Premio Palanza
1968. Expone “Rollos Desenrollados” en la Galería El Taller, Buenos Aires.
Participó de la exposición colectiva “Retratos Imaginarios”en la Galería Bonino.
Presentó obras en la Galería Rubbers.
1969. Exposiciones individuales en el Museo de Bellas Artes de Caracas y en Buenos Aires, Córdoba, Paraná y Santa Fe.
1970. Exposición retrospectiva en el Museo Caraffa en Córdoba.
Exposición en Galería El Puente en Santa Fé.
1971. Expone la Serie “Identificaciones” en la Galería Carmen Waugh en Buenos Aires y en Chile.
1973. “Dibujos de Ernesto Deira” Galería Carmen Waugh.
“Retratos Imaginarios” en la Galería Carmen Waugh, Buenos Aires.
1974. Exposiciones individuales en Bruselas y Roma. Carpeta de seis aguafuertes
“Pantaleón y las Visitadoras”, con texto de Vargas Llosa, editado en Madrid. Se lo incluye en la muestra “Within the Decade” de las obras más destacadas adquiridas por el Guggenheim Museum en los últimos 10 años Se traslada a Europa y expone en Madrid, El Escorial, Vigo y La Coruña.
1975. “Retratos Imaginarios” en la Galería Aele en Madrid.
Expone también en la Galería Carmen Waugh en Buenos Aires y en la Coruña en la Galería Mestre Mateo.
1976. Muestra “Imágenes de la Pasión” en la Galería Carmen Waugh, Buenos Aires. Exposiciones individuales en Bonn, Santander y Guijón. Participa en salones franceses.
1977. Muestras individuales en el Museo de Chartres, Francia y en España y Suecia. Expone en La Galería (Jacques Martínez) en Buenos Aires.
1978. 1979. Participa en Salones de Francia. Exposiciones individuales en España y Buenos Aires.
1979. Bienal de Grabado de Puerto Rico.
1980. “Pinturas Blancas y de Colores” Galería del Buen Ayre, Buenos Aires.
1981. Fascículo de su obra editado por el centro Editor de América Latina. Inclusión de un autorretrato en la sección de autorretratos de la Galeria degli Uffici, Florencia.
1982. Invitado de Honor en el XLVII Salón Nacional de Rosario. Participa en exposiciones de artistas latinoamericanos en Venecia y en París. Seleccionado como una de las 100 figuras destacadas de las artes plásticas argentinas. Obtiene un premio KONEX.
1983. Expone ‘pinturas Recientes”en Jacques Martínez Arte Contemporáneo. Expone en París y Nueva York
1984. Obtiene el premio Fortabat. Exposición individual en París. Muestra individual “Pinturas Seleccionadas de entre 1960 a 1984” en la Fundación San Telmo.
1985. Participa de la Bienal de São Paulo con sus antiguos compañeros de grupo.
Exposición individual en la Galería Ruth Benzacar, Buenos Aires. Expone en Chile y en París
1986. Fallece en París. Exposición Homenaje en el Museo Prov. de Santa Fe, en Galería Rubbers y en Ruth Benzacar.
1988. Ernesto Deira, 1967-1975 en Jacques Martínez Arte Contemporáneo.
1990. Ernesto Deira: pinturas. Jacques Martínez Arte Contemporáneo.
1991. Muestra en el Centro Cultural Recoleta “1961 Nueva Figuración 1991”
1992. Ernesto Deira. 1963-65. 1983-85. Fundación Banco Patricios, Buenos Aires
1996. Exposición Homenaje en la Galería Rubbers, Buenos Aires
1998. “A cuarenta años de su primera exposición” Galería Rubbers.
Retrospectiva en el Centro Cultural Borges.
Fondo Nacional de las Artes.
2001. Expone en la Fundación Federico Klemm.
2002. Muestra “Una Década Singular” en el Centro Cultural Borges, curada por Jacques Martínez.
2004. Ernesto Deira, Perfiles. Galería Agalma Arte
2006. Retrospectiva en el Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires
2006. Ernesto Deira en Galería Agalma Arte.
2010. DEIRA 1967-1977. Galería Jacques Martínez
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