
Del 27 de febrero al 2 de marzo se realizó en la Sala Raúl González Tuñón del Centro Cultural de la Cooperación la primera edición del FIDiG Cine, un festival que propone una mirada plural y comprometida a través del cine. Durante cuatro jornadas, el público pudo disfrutar de una selección de films que abordaron temáticas vinculadas a la diversidad y el género desde distintas perspectivas.
La competencia de cortometrajes estuvo conformada por diez producciones que exploraron estas temáticas desde el documental, la animación y la ficción. El jurado, integrado por Adrián Melo, Romina Escobar y Willy Lemos, otorgó el premio a Mejor Cortometraje a 27, una animación de la directora alemana Flora Anna Buda. La obra nos transporta al mundo de Alice, una joven atrapada en una vida monótona que encuentra refugio en sus sueños. Sin embargo, un accidente transformador la obliga a enfrentar sus miedos y a tomar las riendas de su destino. Con una estética onírica y alucinante, 27 se erige como un relato de madurez impactante.
Además, el jurado otorgó dos menciones especiales: una para La perra, dirigido por Carla Melo Gampert (Francia, Colombia), una animación ambientada en Bogotá que sigue a una chica pájaro en su proceso de emancipación. Dejando atrás su hogar, a su madre dominante y a su fiel perro, se aventura en un viaje de autodescubrimiento y exploración de su sexualidad. La segunda mención fue para Reflections, de Kane Kwik (Francia), un cortometraje que, al igual que un vinilo, plantea que salir del clóset para un chico gay tiene un lado A y un lado B: una vida que oscila entre la culpa y el placer.
Durante la clausura del festival, se presentó el estreno nacional de Lo que escribimos juntos, dirigida por el realizador argentino Nicolás Teté y protagonizada por Santiago Magariños, Ezequiel Martínez y Nazarena Rozas. La película narra la historia de Mariano y Juan, una pareja que ha construido una vida en común durante varios años, compartiendo su hogar con su perro y disfrutando de una rutina tranquila. Cuando Juan logra consolidar su carrera como escritor tras el éxito de su última novela, ambos deciden mudarse al campo para que Mariano pueda cumplir su sueño de tener un vivero. Sin embargo, mientras se adaptan a su nuevo entorno, la llegada inesperada del mejor amigo de Juan traerá noticias que transformarán sus vidas para siempre.

Un festival con un fuerte compromiso social
El FIDiG Cine nace con el propósito de promover el cine como una herramienta de transformación social. A través de una cuidada selección de obras nacionales e internacionales, el festival busca generar un espacio de diálogo entre el público, les realizadores y activistas, fomentando el pensamiento crítico y la construcción de nuevas representaciones en el audiovisual. Su programación incluyó una competencia internacional de cortometrajes, proyecciones de largometrajes inéditos y actividades especiales, consolidándose como un punto de encuentro para la comunidad cinematográfica y el público interesado en el cine con perspectiva de género.
El festival también apuesta por fortalecer el acceso a producciones que suelen quedar fuera del circuito comercial, promoviendo la circulación de historias que reflejan realidades diversas y ampliando el espectro de miradas dentro del cine contemporáneo.
Un festival necesario en un contexto desafiante
En un momento en el que la cultura enfrenta múltiples desafíos, la realización del FIDiG Cine adquiere un valor aún más significativo. Los recortes en la política cultural impulsados por el gobierno nacional han puesto en riesgo la sostenibilidad de numerosos proyectos, afectando especialmente a aquellos que promueven el cine independiente y las narrativas comprometidas con la diversidad.
Frente a esta realidad, el festival se presenta como un espacio de resistencia y visibilización, reafirmando la necesidad de seguir generando instancias de encuentro, discusión y difusión de contenidos que contribuyan a la construcción de una sociedad más inclusiva y equitativa. FIDiG Cine no solo busca exhibir cine de calidad, sino también generar conciencia y aportar a la transformación social a través del arte. En tiempos de incertidumbre y batallas culturales, el festival reafirma su compromiso con el cine como herramienta de cambio y con la construcción de un espacio donde todas las voces puedan ser escuchadas.

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