Rey Lear del Abasto
Qué increíble
palacio es cada casa y qué rácana pasión de la codicia del amor, (¿acaso hay
alguna otra codicia más feroz?), se disparan al poner la máquina del legado,
del afecto, de la herencia.
Diálogo de
sordos, de autoritarios ciegos que solamente aceptan el tipo de respuesta para
el que conformaron las cosas y que al no
hallarla arrastran todo hacia la destrucción; Rey Lear habla de aquello que estalla en la mecha de un fuego
incontenible. El fuego de la avaricia del poseer.
Cómo hacer que
Almagro, los clubes de barrio, los enconos de la historia, la ruindad
inmobiliaria de la destrucción de la ciudad de Buenos Aires que ocurre hoy y
ahora despierten en la obra de William Shakespeare es el resultado de una
adaptación que nos arrastra y nos deja expuestos por lo íntimo e inmediato. Y
nos arrasa en la latencia de violencia verbal y corporal. Volátil, física, a
punto de un salto mortal, la miseria se expresa a borbotones, como una cañería
que trae agua que arrastra lodo y oscuridad.
Porque los hijos,
la sangre de la herencia y la otra sangre que se apaña, no puede ser en su
resultado sino consecuencia del hambre del control del padre (que a la vez es
todos los padres y las madres posibles), que no tolera que haya ni una Cordelia
dispuesta a no ceder al rol de hija y de mujer, que no diga lo esperable, que
desafíe en su propia elección, distinta, que no se incline de la manera que lo
hacen sus hermanas, las hijas del Rey que bailan en el desfile de la
simulación.
Aterradoramente
familiar, lo que trae la fiesta, la reunión de parientes de lazos de sangre o
de vínculo, es la ocasión de poner en claro las cuentas, el trauma de la
sucesión y del legado: qué se deja a quién y por qué por manía de un Rey, dios
todopoderoso, caprichoso, posesivo y cruel, al borde del incesto por lo que no
puede tener entre sus manos. El título
de la adaptación, que posee los términos que son tan cercanos y que hablan de
lo cariñoso y crepuscular que sugiere la
Fiesta del Viejo, es engañosamente plácido.
La interpretación
del Rey Lear nos deja entre el llanto y el horror y el espacio escénico se
convierte en los salones oscuros de una fiesta que acabó y que del fingimiento
transita por el borde de una cornisa, por el límite del accidente, como solamente
la ceremonia del teatro lo puede hacer.
Porque a veces
cuando la piedad se pierde aquellos que la aprendieron desde chicos vendrán a
quitarnos todo y nada quedará más que el humo de la destrucción.
Roberto Camarra, marzo de 2017, especial para Rayo
Verde.
La Fiesta del Viejo
(sobre Rey Lear de William Shakespeare).
Adaptada y dirigida por Fernando Ferrer.
Para participar de la fiesta los
invitados serán convidados con un knishe de papa, un vaso de vino y una porción de torta.
Con: Moyra
Agrelo, Agustina
Benedettelli, Julieta
Cayetina, Helkjær Engen, Demián Gallitelli, Ezequiel
Gelbaum, Clarisa
Hernandez, Gonzalo
Ruiz, Julian Smud, Ezequiel
Tronconi, Abian Vainstein
Asistente
de Producción: Male Devoto
Producción:
Julián Smud Clarisa Hernandez Ezequiel Gelbaum Fernando Ferrer
Fx:
Guillermo Toledo
Diseño
Gráfico: Juan Francisco Reato
Foto:
Romina Giorno
Prensa:
La familia del viejo
Música
Original e Interpretación: Stine Helkjær Engen
Vestuario:
Peta Moreno Marina Claypole
Diseño
de Luces: Sebastián Francia
Espacio
y Arte: Romina Giorno
Asistente
de Dirección: Marisol Scagni
Dramaturgia
y Dirección: Fernando Ferrer
En Espacio
Callejón, Humahuaca 3759, Abasto.Reservas: 4862-1167 o Alternativa
TeatralEsta sala cuenta con el apoyo de PROTEARO y INTDomingos al mediodía
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