La cumbia como fenómeno popular se impuso en la Argentina en toda su fuerza desde los años ochenta. Y a partir de los noventa la movida tropical, siempre auténtica y siempre maltratada, desbordó de las bailantas a las discotecas, incluyendo a todas las clases sociales, como símbolo y expresión de la argentinidad.
Silvio Fabrykant tuvo un espacio de privilegio en la observación del crecimiento de este género musical, que combina el sonido tropical, importado de Colombia, con otros muy argentinos.
Como fotógrafo de productoras discográficas, Fabrykant recibió en su estudio a los grupos y solistas más destacados de la cumbia argentina. Pero no se limitó a las tomas necesarias para las tapas de los discos (desde los long play de los 80 hasta los actuales soportes digitales). Sino que, trabajando una mirada que iba más allá de la intención comercial del momento, retrató a los artistas de la cumbia, tanto a los próceres del género, (algunos fotografiados varias veces a lo largo de su carrera), como a los que se asomaron a la fama con la fuerza y la brevedad de los fuegos artificiales.
Esos retratos, que nunca habían sido expuestos, son los que conforman hoy esta muestra de 101 fotos: la historia y el auge de la cumbia argentina narrada con inteligencia, complicidad y ternura.
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