Nos recibió con la estadounidense Kristeen Young (que solita con sus teclados y unos finos agudos - al mejor estilo Björkiano - se plantó ante la multitud) y siguieron unos cuantos videos de los 60s y 70s, desde Brigitte Bardot hasta The New York Dolls. Unos minutos después llegó él y explotó GEBA con el hitazo "First of the Gang to Die".
Un público diverso, mezcla de generaciones, recibió su mágica potencia musical, desprovista de megadecorados. Alejado del estilo espectacular de los recitales contemporáneos, sin pantallas gigantes, sin decorados originales, sin escenarios multiformes, una puesta en escena austera hizo que la música fuese la gran estrella de la noche, y no hizo falta más...
La multitud osciló entre la euforia y la melancolía, disfrutando un Morrisey sonriente, interactivo. Claro que algo de ciclotimia tenía que haber, no por parte del MOZ, sino que venía más de abajo... Es que después de la explosión inicial, el paseo musical por diversos discos, y la aparición alegre y melancólica de "There is a light that never goes out", caimos en otro estado, más oscuro, más abatido, escuchando "Meat is Murder" con un fondo de imágenes (casi las únicas en todo el concierto) sobre la tortura y matanza de animales. Una declaración más del repudio al consumo animal de este vegano acérrimo, que nos dejó dolidos. Y atrás siguió su infaltable (por el antecedente de Roger Waters y por su conocido desprecio por la corona británica) comentario sobre el tema Malvinas: "Do not blame the British for what decides the government because the goverments never listen to people. Everyone knows that the Malvinas belong to Argentina." Eso fue todo, y de remate, "Please, Please, Please Let Me Get What I Want", por si no quedó claro.
En fin, recibimos lo que esperábamos y cuanto lo disfrutamos. Un lujo, de los que no dan culpa. Que se repita!
de nuestra enviada especial Valeria Alvarez para Rayoverde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario